Ya han pasado más de quince días desde que comenzó el año, por lo tanto, quince días en los que mis propósitos para el 2012 deberían haber sufrido algún avance pero…esto es como siempre, queda en agua de borrajas.
Nada más empezar a sonar las campanadas, todavía con resaca de la jornada anterior, me propuse “en el 2012 voy a salir menos de fiesta” ¿Y cómo va esta buena intención?
Lo primero a tener en cuenta, es que nada más acabar de brindar con la familia cogí mis cosas y me fui de parranda. Bueno vale, por esto tampoco me tengo que flagelar mucho porque estamos hablando de Nochevieja y la fiesta de esa noche es una tradición casi tan antigua como la mismísima Navidad. Pero por lo que sí me debo dar de leches es porque de 17 días que estamos en 2012, mínimo, mínimo he salido 10 noches.
Sí, lo admito, tengo adicción a la fiesta.
Debido a mi escualidez genética pensé que lo mejor era apuntarme al gimnasio, la fecha para cumplir esto era el 9 de enero. La cosa es que he estado mirando lugares a los que ir y eso de tener que andar 15 minutos me da una pereza…Mi madre dice que con la caminata hago deporte pero ¿andar para luego machacarme una hora? No, eso es demasiado agotamiento para mi cuerpo.
Os prometo que si abren un gym en la puerta de mi casa voy, mientras tanto haré ejercicio levantando las copas.
También decidí ser más “ahorrativa” y no, no estoy haciendo un anuncio. Después de ver el rastro que tengo por habitación, opté por recogerla un poco antes de que acabara el año ¿y qué es lo que me encuentro? Un sinfín de cosas que no sabía ni que tenía porque no son nada más que trastos inservibles que no se ni cuando los compré. Así que ¿para que quiero tantas tonterías en las que me dejo una pasta?
El problema es que no contaba con que las rebajas de enero estaban a la vuelta de la esquina y las cosas de las que me deshice han vuelto reencarnadas en otras tan inútiles e igual de caras que las anteriores.
Otra cosa que me he dicho es que si supuestamente en el 2012 se acaba el mundo, quiero tener novia formal pero, de momento, nada interesante a la vista.
Acabo de llegar a una conclusión ¿para qué existen los propósitos? ¿Para cumplirlos? No, para todos los años repetirte las mismas cosas que querrías pero que sabes que no vas a hacer.
Atentamente: Virginia Fox
Nada más empezar a sonar las campanadas, todavía con resaca de la jornada anterior, me propuse “en el 2012 voy a salir menos de fiesta” ¿Y cómo va esta buena intención?
Lo primero a tener en cuenta, es que nada más acabar de brindar con la familia cogí mis cosas y me fui de parranda. Bueno vale, por esto tampoco me tengo que flagelar mucho porque estamos hablando de Nochevieja y la fiesta de esa noche es una tradición casi tan antigua como la mismísima Navidad. Pero por lo que sí me debo dar de leches es porque de 17 días que estamos en 2012, mínimo, mínimo he salido 10 noches.
Sí, lo admito, tengo adicción a la fiesta.
Debido a mi escualidez genética pensé que lo mejor era apuntarme al gimnasio, la fecha para cumplir esto era el 9 de enero. La cosa es que he estado mirando lugares a los que ir y eso de tener que andar 15 minutos me da una pereza…Mi madre dice que con la caminata hago deporte pero ¿andar para luego machacarme una hora? No, eso es demasiado agotamiento para mi cuerpo.
Os prometo que si abren un gym en la puerta de mi casa voy, mientras tanto haré ejercicio levantando las copas.
También decidí ser más “ahorrativa” y no, no estoy haciendo un anuncio. Después de ver el rastro que tengo por habitación, opté por recogerla un poco antes de que acabara el año ¿y qué es lo que me encuentro? Un sinfín de cosas que no sabía ni que tenía porque no son nada más que trastos inservibles que no se ni cuando los compré. Así que ¿para que quiero tantas tonterías en las que me dejo una pasta?
El problema es que no contaba con que las rebajas de enero estaban a la vuelta de la esquina y las cosas de las que me deshice han vuelto reencarnadas en otras tan inútiles e igual de caras que las anteriores.
Otra cosa que me he dicho es que si supuestamente en el 2012 se acaba el mundo, quiero tener novia formal pero, de momento, nada interesante a la vista.
Acabo de llegar a una conclusión ¿para qué existen los propósitos? ¿Para cumplirlos? No, para todos los años repetirte las mismas cosas que querrías pero que sabes que no vas a hacer.
Atentamente: Virginia Fox
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