Desde hace muchos años, tantos que no se decir exactamente una cifra, he estado vinculada a la política. Supongo que al principio empecé por ese idealismo que se tiene en plena adolescencia, ese que te hace pensar que algún día llegarás alto y acabarás, ni más ni menos, que convertida en la mismísima presidenta del gobierno , pero que con los años se va apaciguando y solo deja las ganas de colaborar con otros para hacer un mundo mejor.
Hace mucho dije “mis principios me impiden votar al PP, si algún día lo hiciera podéis dar por hecho que esa no soy yo, si no otra persona tan distinta a mí que debéis tener miedo de ella” ¿Qué es una persona si traiciona sus principios? Nada. Pero no os asustéis que yo no me he sido infiel.
Mayo y sus elecciones fueron la antesala a la situación que vivimos anoche. Después de dos semanas de intensa campaña, en la que mi lema ha sido “nadie dirá que no lo intentamos hasta el final”, ayer me presenté a las 8 de la mañana para la constitución de las mesas con mi cartel de color rojo que es el símbolo de la mayoría de mis ideas. Lo hice con la cabeza alta, aún sabiendo que algunas miradas de las que recibía eran de burla puesto que muchos consideraban absurdo ni siquiera intentarlo.
Hace mucho dije “mis principios me impiden votar al PP, si algún día lo hiciera podéis dar por hecho que esa no soy yo, si no otra persona tan distinta a mí que debéis tener miedo de ella” ¿Qué es una persona si traiciona sus principios? Nada. Pero no os asustéis que yo no me he sido infiel.
Mayo y sus elecciones fueron la antesala a la situación que vivimos anoche. Después de dos semanas de intensa campaña, en la que mi lema ha sido “nadie dirá que no lo intentamos hasta el final”, ayer me presenté a las 8 de la mañana para la constitución de las mesas con mi cartel de color rojo que es el símbolo de la mayoría de mis ideas. Lo hice con la cabeza alta, aún sabiendo que algunas miradas de las que recibía eran de burla puesto que muchos consideraban absurdo ni siquiera intentarlo.
La jornada se desarrolló sin incidencias y llegó lo más ansiado por unos y más temido por otros, entre estos últimos me incluyo yo misma: el recuento. Durantes tres horas estuve en una especie trance repetitivo en las que había una cosa martilleándome en la mente "PP", "PP", "PP" y así vi como voto a voto mis esperanzas iban decayendo, y lo que es peor, sentí que mis derechos como mujer y como lesbiana se iban evaporando entre el sonido de ese himno que con los años he llegado a odiar tanto.
Al salir del colegio electoral llovía y al ver como el cielo lloraba yo también lo hice, ante esta situación alguien me comentó "tampoco es para tanto , en España era necesario un cambio". El que me lo decía es interventor del PP y , encima gay. No contesté ante la impotencia que me entró pero hoy me gustaría explicarle que yo ayer no derramaba lágrimas por haber perdido una elecciones, no. Lo hacía porque me siento indefensa...
Puedo entender a algunos que han votado a Rajoy con sus excusas del paro, de la crisis , de la prima de riesgo y todo lo que quieran...puedo hasta aceptar que me den una charla de dos horas acerca de la mala situación económica, que según ellos, ha causado Zapatero. Puedo entender todo y aceptarlo pero...¿ y ellos? ¿Me entienden a mí? "Primero la economía y luego los derechos sociales, ya que si lo primero no va bien lo segundo no puede irlo tampoco" me decían... ¿Entonces he de aceptar que me priven de mis libertades a favor del dinero de sus bolsillos? Creo que los que me dijeron esto no llegaron a comprender que con cada papeleta destinada a Rajoy, era un derecho que me quitaban por simplemente ser lesbiana, porque su partido proclama que yo no puedo casarme, que yo no puedo adoptar con mi pareja igual que el resto, consideran que yo no soy como ellos. Y esa va a ser la nueva política "primero el dinero y luego las personas".
Así que, remitiéndome a lo anterior, también he de decir que derramé una lágrima por ese gay militante del PP que no sabe que probablemente, ahora que han ganado las elecciones, su título va a ser el de "el maricón sin derechos".
Gracias 10'7 millones de españoles que ayer, 20-N, me hicisteis menos libre.
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